¿Cuáles son sus características?

Aquello que somos durante nuestra vida adulta viene marcado profundamente por la familia en la que hemos crecido. La familia es el punto de partida de lo que somos e influye de una forma directa en nuestra forma posterior de ver el mundo y de entender las relaciones, así como en nuestra felicidad y bienestar.

Partiendo de la realidad y la evidencia de que las personas no somos perfectas, tampoco existen familias perfectas. En cualquier familia aparecen conflictos y todas, pasan por momentos complicados en los que el entendimiento y el equilibrio de sus miembros puede verse afectado. Todo esto es completamente normal y forma parte de la vida y de cualquier relación, pero lo que no se puede obviar tampoco es que, en determinadas familias, la toxicidad y la disfuncionalidad son la norma. Un ejemplo claro de familia disfuncional es la familia narcisista. El tipo de familia que causa un daño rotundo y que, entre sus características, se diferencia de una familia sana (que puede tener sus problemas) por la manipulación emocional, la culpabilización, la rigidez y la crítica dañina como base.

La familia sana: cada uno en su papel natural

En una familia funcional, los padres o cuidadores principales ejercen un rol activo en el apoyo y el fomento del desarrollo de sus hijos, siendo para ellos un modelo saludable de seguridad, empatía y normas a seguir.

De forma natural, los padres son los encargados de proporcionar esa seguridad a los hijos y de cubrir sus necesidades básicas tanto a nivel material, como a nivel emocional. Y, cuando los menores sienten sus necesidades cubiertas y se establecen límites sanos, crecen y se desarrollan como personas con seguridad, siendo mucho más sencillo que se conviertan en adultos sanos capaces de mantener relaciones funcionales.

Patrones disfuncionales: la familia marcada por el narcisismo

Contrariamente a lo que ocurre en una familia sana, en la familia narcisista por lo general, las necesidades de los padres se localizan en el centro y son los menores los que, en muchos casos deben satisfacerlas, es decir, se da el patrón inverso.

Este cambio de roles ya de por sí insano, se refuerza con otra serie de actitudes negativas, como pueden ser los conflictos constantes, la negligencia, la negación de las necesidades, la falta de empatía, los abusos y las expectativas no realistas, además de las dinámicas tortuosas y un estilo de comunicación, generalmente indirecto que no hace más que acentuar la sensación de inseguridad de los menores.

Frente a este escenario, es normal que los hijos crezcan en una continua inseguridad, pudiendo desarrollarse sin aprender a expresar sus emociones de forma saludable, sin saber qué es lo correcto y qué no, sin aprender a comunicarse de manera asertiva, con sentimientos de abandono, dolor o ira, siendo reactivos o restringiendo sus necesidades y, en resumidas cuentas, pudiendo llegar a convertirse en adultos disfuncionales con carencias graves a nivel afectivo, psicológico y relacional y terminando por reproducir en su propia familia los roles aprendidos.

narcisista familia

Mecanismos de funcionamiento de la familia narcisista

Todas las familias son diferentes, pero las familias narcisistas comparten una serie de mecanismos que contribuyen a su establecimiento como tal y a su mantenimiento posterior. Entre los mecanismos disfuncionales que aparecen de forma recursiva nos encontramos con:

Parentificación

Lo esperable en una familia sana es que los hijos sean cuidados por sus progenitores. Los padres deben constituirse como sostén material y emocional de sus hijos e ir atribuyéndoles responsabilidades gradualmente y acorde a su edad. Sin embargo, en la familia narcisista es muy frecuente que los roles se encuentren invertidos por completo. Este fenómeno se conoce como parentificación y supone una limitación grave de las libertades y derechos básicos de la infancia, causando daños a nivel emocional y psicológico en los menores.

A grandes rasgos, podemos diferenciar entre dos clases de parentificación:

Emocional

Los menores se convierten en el sostén emocional de sus progenitores, atendiendo las necesidades y demandas emocionales de los padres.

Física o instrumental

En la parentificación física o instrumental menores deben cargar con la responsabilidad de satisfacer las necesidades domésticas o económicas de los padres (atender a los hermanos, trabajar, labores domésticas, etc.)

Triangulación

La triangulación es un mecanismo de relación disfuncional en las familias caracterizado por la situación en la que un miembro de la familia «no comunica» de manera directa con otro de los miembros de la familia, pero sí lo hace con un tercer miembro formando un triángulo y una relación en la que la comunicación indirecta daña la estructura familiar.

Podemos distinguir entre cuatro tipos de tríadas:

Triangulación

Es la situacion en la que existe un conflicto explícito o implícito y en la que, los progenitores buscan aliarse con el hijo, causándole un fuerte conflicto de lealtades.

Coalición progenitor-hijo

Esta triada surge cuando uno de los padres se alía con el niño en contra del otro.

Tríada desviadora-atacadora

Se utiliza al menor como «cabeza de turco» a fin de desviar el foco de atención de algún conflicto o de los problemas matrimoniales fomentado primeramente conductas patológicas y conflictivas en el hijo.

Tríada desviadora-asistidora

Se toma al menor como enfermo, utilizándole de medio de unión para salvar las diferencias conyugales a través de la preocupación y sobreprotección.

relación social narcisista

Proyección

Otro de los mecanismos recurrentes en la familia narcisista es la proyección que consiste en proyectar en terceras personas (los hijos por norma general) las creencias, pensamientos, actitudes y sentimientos que son de uno, distorsionando con ello gravemente la realidad y dando lugar a una relación confusa en la que los roles se ven afectados profundamente.

Luz de gas

Un recurso disfuncional muy frecuente en las familias narcisistas es el conocido como luz de gas. Este comportamiento se caracteriza por hacer dudar de forma recurrente a otra persona de sus propias percepciones hasta llevarla al punto de pensar que puede padecer un trastorno mental, distorsionando la realidad a fin de conseguir un determinado objetivo y constituyendo un claro síntoma de abuso psicológico.

Negligencia y/o abuso

Hablamos de negligencia y de abuso cuando los progenitores no cumplen con las obligaciones básicas hacia sus hijos o directamente, abusan de ellos, ya se trate de abuso psicológico, emocional, o abuso físico. La negligencia y el abuso causan graves secuelas en las personas y suelen ser el punto de partida de muchos trastornos psicológicos de la vida adulta.

Difamación

Las familias narcisistas suelen ser el nicho de campañas de difamación, mentiras, comentarios crueles, cotilleos, etc. Estos comportamientos ejercidos por parte de los padres y que emplean a los hijos por distintos motivos manipuladores tambien generan daños graves a nivel emocional en los hijos.

Idealización y/o devaluación

Es muy fácil distinguir relaciones toxicas de poder en las familias narcisistas. Muchas veces, estos comportamientos llevan a idealizar o devaluar a los miembros de la familia a fin de favorecer a unos y dañar a otros. Ya se trate de exagerar las virtudes hasta rozar lo irreal o de difamar y humillar o avergonzar, los menores sufren las consecuencias, perdiendo la noción de la realidad y desarrollándose en un ambiente completamente insano y manipulador.

Roles de los miembros en la familia narcisista

Como hemos visto, en la familia narcisista, los roles suelen estar trastocados, pero, además, la mayor parte de los miembros gira en torno al narcisista principal.

En este sentido, en relación al rol que cada miembro desempeña podemos encontrar:

Narcisista principal

Es la persona que alrededor de la cual gravita la familia narcisista. Esto no quiere decir que no pueda haber más de un narcisista en la familia, pero suele existir una figura principal que hace las veces de centro.

Suele ser una persona con una herida emocional profunda, cuyas prioridades y necesidades se encuentran por encima de las de los demás componentes de la familia. Suelen poseer un carácter intolerante y perfeccionista, aunque al mismo tiempo tienen un autoconcepto y autoestima muy frágiles, por ello, utiliza a sus propios hijos y cónyuge su conveniencia, empleando el conflicto como arma cuando sus necesidades o deseos no se ven satisfechos. Suele ser una persona abusiva, negligente y cruel.

 Codependiente emocional

Este rol normalmente recae sobre la pareja del narcisista principal, pero también pueden funcionar como codependientes algunos progenitores con sus propios hijos o cualquier otro miembro de la familia. Estas personas aceptan la manipulación, muchas veces en la misma medida que la propician, alternando la aceptación del abuso con su propia conducta vejatoria. Son personas que niegan la realidad toxica de la familia, tratando de hacer ver a los demás que lo que ocurre es normal. El codependiente se transforma de esta manera en cómplice del narcisista principal.

Niño dorado

El niño dorado hace referencia al hijo preferido del narcisista principal. Un niño que crece sin límites ni normas e idealizado hasta u punto enfermizo.

A la contra de lo que pudiera parecer, el niño dorado, no es un privilegiado, sino todo lo contrario, pues se desarrolla a la sombra de su progenitor teniendo que relegar su propia personalidad a los caprichos y deseos del narcisista.

Oveja negra o chivo expiatorio

Como su propio nombre indica este rol debe ser asumido por alguno de los miembros de la familia narcisista. Esta persona se transforma en el blanco de las críticas y de la culpabilización por parte del resto de miembros o del narcisista principal convirtiéndose en la victima directa del mismo y de sus aliados o monos voladores.

Hijo perdido o invisible

Uno de los roles más dolorosos y destructores en la familia narcisista es el hijo invisible, aquel cuyas necesidades, emociones o su simple presencia no son tenidas en cuenta por sus propios padres. Este rol es muy destructivo, muchas veces fruto del miedo y el intento de pasar desapercibido al narcisista principal y, en otras ocasiones, transformándose en el producto de la más absoluta negligencia emocional.

Monos voladores

Los aliados del narcisista principal que pueden ser los hijos u otros familiares. Su estrategia se basa en crear bandos y generar situaciones de división entre los miembros siempre guiados por el narcisista principal.

Son los encargados de mantener en constante conflicto la unidad familiar.

Sobrevivir a la familia narcisista

Solo cuando uno es adulto y adquiere cierta perspectiva es capaz de afrontar y asumir que su familia es una familia narcisista. Durante la etapa de crecimiento e inmerso en un ambiente disfuncional es muy complicado darse cuenta de la realidad. Las dudas, la inseguridad, los miedos y el sufrimiento forman parte natural del día a día.

Crecer en una familia narcisista es luchar continuamente para sobrevivir y lidiar con un estrés constante que resulta agotador. Las secuelas de un entorno familiar tan disfuncional, en muchos casos, pueden llegar a ser permanentes, pero siempre existe la posibilidad de superar el pasado.

Lo más importante para comenzar a superar una familia narcisista es sanar las heridas que crecer en ella nos ha dejado, en estos casos, no suele estar de más buscar ayuda profesional, pero con independencia del tratamiento siempre hay algunos factores que resultan claves a la hora de superar una situación emocional tan destructiva:

Exterioriza tus emociones: Una de las características de la familia narcisista es que suelen esconder al entorno sus comportamientos disfuncionales. Poder exteriorizar y compartir nuestro sufrimiento es el primer paso para afrontarlo.

Comprender que, la culpa y la vergüenza, nos fueron impuestas: Los supervivientes del narcisismo suelen desarrollar sentimientos de vergüenza y de culpabilidad, emociones muy nocivas que terminan por afectar a la autoestima y distorsionar la identidad. Por este motivo, es importante hacer consciente que esas emociones vinieron impuestas por las circunstancias y que no son genuinamente nuestras.

Comprender la ira o el enfado: Es también perfectamente normal sentir enfado o, incluso ira, cuando se ha crecido en un entorno tan disfuncional, por ello, afrontar que estas emociones son un producto natural de la situación es un buen paso para comenzar a cambiarlas y a limpiar nuestro interior.

Potenciar la autoestima: Conectar con nuestro interior y escuchar nuestras necesidades, cambiar los mensajes negativos por compasión hacia nosotros mismos, fomentar nuestro amor propio siendo generosos con nuestros propios sentimientos.

Comunicarnos asertivamente: La comunicación asertiva se aprende. Y, junto con el cambio de forma de comunicarnos estaremos logrando abrir nuevos caminos.

En resumen, es totalmente posible sobrevivir a una familia narcisista y aprender a establecer límites sanos con nosotros mismos y con los demás para relacionarnos en el presente de forma saludable y no repetir patrones dañinos. Lo principal es tomar consciencia del problema, pero a partir de ese momento, gracias a nuestro trabajo podemos superar todo el dolor padecido.

Psicopkiller, recuerda

Lo importante no es la acción, es la conciencia que hay detrás de cada acción.

Ya lo sabes, si detectas a una persona psicópata, sociópata o narcisista, solo puedes hacer una cosa:

¡CORRE!